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CHOQUE FEMORO-ACETABULAR (IMPINGEMENT)

 

Es una patología que ocasiona frecuentemente dolor de cadera en pacientes jóvenes y deportistas.

Es una patología de la articulación de la cadera que se debe a una deformidad ósea que provoca una golpeo anormal entre la cabeza femoral y el acetábulo durante el movimiento y que provoca un progresivo deterioro de la articulación.

Distintos estudios han demostrado que el choque fémoro acetabular podría ser el causante de hasta el 70% de las artrosis que afectan a menores de 50 años y que pueden acabar en prótesis.

 

ANATOMÍA DE LA CADERA

 

La articulación de la cadera está constituida por dos elementos fundamentales:

  • La cabeza femoral: esférica.
  • El acetábulo: es el hueco de la pelvis donde se aloja la cabeza femoral. Posee en su reborde una especie de “menisco” denominado labrum que abraza a la cabeza femoral durante su movimiento.

¿POR QUÉ OCURRE EL CHOQUE FEMORO-ACETABULAR?

 

No se conoce con certeza el porqué se ocasiona el crecimiento imperfecto de los huesos afectados.

Los traumatismos en la cadera, o los deportes que ocasionan fricciones repetidas del fémur contra la pelvis, con posiciones agachadas forzadas y mantenidas (como las de los jugadores de hockey hielo, o los pilotos de motociclismo), podrían ocasionar lesiones en el labrum.

La deformidad puede asentar en cualquiera de los dos elementos que participan en el juego de la cadera: el acetábulo y el fémur.

  • A modo de giba en el cuello del fémur (Deformidad tipo Cam).
  • A modo de crecimiento del borde anterolateral del acetábulo (Deformidad tipo Pincer).
  • ambas (Deformidad Mixta)

 

 

 

 

Cuando los picos de hueso chocan entre si debido a la deformidad, atrapan entre ellos al labrum lesionándolo y llegando, incluso, a romperlo. El choque de hueso contra hueso de forma continuada conduce además a un deterioro progresivo del cartílago y al desarrollo de una artrosis). Todas estas lesiones limitan la movilidad y ocasionar dolor cada vez mayor..

El diagnóstico precoz y el tratamiento temprano del choque fémoro acetabular (Impingement), podría evitar hasta el 70% de las prótesis de cadera que se implantan en pacientes menores de 50 años de edad.

 

 

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DEL CHOQUE FEMORO ACETABULAR?

 

  • Esta anomalía empieza a manifestarse en la mayoría de los casos como un dolor inguinal y, en menor frecuencia, en la región trocantérea (cadera), glúteos o en cresta ilíaca. El dolor se presenta frecuentemente durante o después de la práctica deportiva, cuando se permanece un rato sentado o bien al levantarse desde la silla.
  • También puede manifestarse como una lenta pérdida de la movilidad de la cadera.

  

¿CÓMO DIAGNOSTICAMOS EL CHOQUE FEMORO ACETABULAR?

 

Antes de conocerse esta patología, la mayoría de los pacientes eran tratados de tendinitis de adductores, tendinitis del músculo piramidal u osteopatía de pubis, entre otros diagnósticos erróneos, que conducían a un tratamiento también equivocado.

La entrevista personal con el paciente, además de las pruebas diagnósticas (radiografía, resonancia magnética) son fundamentales para confirmar la patología. Las radiografías revelan las imperfecciones óseas y la RNM nos ayuda a visualizar las posibles lesiones del labrum.

 

TRATAMIENTO CONSERVADOR (NO QUIRÚRGICO)

  • Una vez diagnosticado el problema, las primeras propuestas al paciente son el uso de Antiinflamatorios, y un protocolo de Fisioterapiaque ayude a corregir los movimientos perjudiciales, a la vez que alivie el dolor.
  • Las infiltraciones intra-articulares pueden reducir o hacer desaparecer el dolor, en ocasiones temporalmente. La desaparición del dolor es también una señal que confirma el diagnóstico.

 

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO - LA ARTROSCOPIA DE CADERA

Se trata de una intervención mínimamente invasiva, consistente en realizar 2 o 3 miniincisiones, de aproximadamente un centímetro, en la zona de la cadera. Por ellas se introduce de una pequeña cámara (artroscopio) que permite tener una visión del interior de la articulación de la cadera y diferente instrumental quirúrgico necesario para reparar las lesiones de la articulación.

 

Durante la intervención, el cirujano intentará reparar las lesiones del labrum, rebajar los picos de hueso y la giba que provocan el choque, y extirpar aquellas lesiones que no sean reparables.

 

 

Para conseguir trabajar dentro de la articulación, es imprescindible separar la articulación, para lo que se usa una mesa de tracción, y se insufla suero salino constante para que el flujo de líquido mantenga la articulación limpia. Se utiliza un fluoroscopio durante toda la intervención, que ayuda al equipo radiológicamente a saber que la cámara y los instrumentos están en las localizaciones correctas.

Anestesia

 

En la mayoría de los casos la cirugía se realiza con anestesia general, bajando la presión arterial para evitar el sangrado en el interior de la articulación (hipotensión controlada)

Duración

Cada cirugía puede tener una duración diferente, en función de la lesión de la patología, pero es habitual que dure unas 3 horas.

 

Durante las 24 horas siguientes a la intervención, mientras su cuerpo va eliminando la anestesia, puede sentirse algo somnoliento, sensación que desaparecerá en pocas horas.

 

Es posible que tras la cirugía, el paciente sienta molestias, edema y adormecimiento en el pubis, durante unas horas o días, debido a la tracción.

 

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