¿Qué es la artrosis de cadera?
Esta degeneración o deterioro del cartílago de las articulaciones es lo que se conoce como artrosis.
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La articulación de la cadera está formada por la cabeza del fémur, esférica, y por un hueco existente en el hueso de la pelvis que se llama cotilo. Las dos superficies óseas están tapizadas por el cartílago articular. La artrosis de la articulación de la cadera consiste en el deterioro y la destrucción del cartílago de esta articulación que se va adelgazando hasta llegar a desaparecer.
En general, es propia de personas mayores, aunque desconocemos cuáles son los factores que desencadenan el proceso. Como factores de riesgo podemos citar la edad, sexo masculino, raza caucásica, obesidad, traumatismos, actividades deportivas intensas, trabajos que soporten una gran sobrecarga física, lesiones articulares previas.
Puede aparecer también antes de los 50 años y en deportistas, generalmente en relación con determinadas deformidades (Choque femoroacetabular).
¿POR QUÉ SE PRODUCE?
¿Cuáles son los síntomas?
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El síntoma fundamental es el dolor. El dolor se suele localizar en la zona de la ingle y en ocasiones puede bajar hasta la rodilla. El dolor de cadera no se localiza en la zona del cuerpo popularmente conocida como "las caderas". Al principio de la enfermedad, el dolor sólo aparece al caminar y al subir o bajar escaleras, desapareciendo con el reposo.
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De forma progresiva, aparecen limitaciones de la movilidad, con dificultad para acciones como cruzar las piernas, calzarse o ponerse unas medias.
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Con el paso del tiempo, es normal que aparezca cojera al caminar.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
¿Cómo se diagnostica?
Se basa en los síntomas que cuenta el paciente junto con la exploración de la cadera, la cual presenta una pérdida de la movilidad. Para confirmar el diagnóstico se realizan radiografías que muestran los hallazgos típicos que produce la artrosis en la articulación.
¿Cuál es el tratamiento?
Actualmente no existe ningún tratamiento que pueda curar la artrosis, pero sí se pueden aliviar los síntomas, retardar su evolución y mejorar la calidad de vida.
Es fundamental que el paciente tenga información sobre la enfermedad y las limitaciones que conlleva, para que las pueda aceptar y aprenda a limitar las actividades que le producen dolor.
1. Tratamiento no farmacológico
Consiste en una combinación de factores que incluye:
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Corrección de los factores desencadenantes: evitar el sobreuso o mal uso articular, tratar la obesidad, corregir la diferencia de longitud de los miembros inferiores con el empleo de alzas en el calzado, etc.
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Ejercicio físico: su objetivo es mantener la funcionalidad articular y conseguir fortalecer los músculos que hay alrededor de la articulación. Son aconsejables los ejercicios que no supongan carga, tales como la natación y la bicicleta, y deben evitarse deportes más agresivos, como las carreras o los saltos.
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Protección articular: el uso de bastón suele producir un gran alivio del dolor.
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Conviene emplear utensilios, como calzadores de mango largo, que evitan tener que agacharse para calzarse, asientos elevados en el retrete, barras de pared para la bañera, etc. En general, es mejor no sentarse en sillas bajas ni durante mucho tiempo seguido.
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Tratamiento rehabilitador: se puede aplicar calor profundo, como las microondas o los ultrasonidos, que tiene un efecto analgésico. Los masajes pueden ser de utilidad para la musculatura contracturada. Las aguas termales (balneoterapia) disminuyen el dolor y la incapacidad.
2. Tratamiento farmacológico
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Las medicinas reducen el dolor y la inflamación articular. Si las molestias son muy leves puede ser suficiente tomar paracetamol, pero, en la mayoría de los casos, habrá que recurrir a tomar otros fármacos antiinflamatorios.
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Los fármacos condroprotectores también han mostrado eficacia en el control de los síntomas a largo plazo.
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Las infiltraciones locales no son en general aconsejables en la cadera artrósica.
3. Cirugía
La cirugía está indicada cuando el resto de los tratamientos no logra controlar el dolor o el paciente se encuentra muy invalidado por la enfermedad.
La intervención más practicada es la Artroplastia Total de Cadera consistente en la sustitución de la articulación dañada por una prótesis fabricada en una aleación de metales y en polietileno.
La desaparición del dolor es inmediata y la recuperación muy rápida, lo que supone que enfermos prácticamente inválidos estén a los pocos días caminando y haciendo vida prácticamente normal.